miércoles, 24 de diciembre de 2008

PORQUE NO?

¿Necesito un teléfono celular?


El teléfono móvil: ¿bendición o maldición?

La línea que nos une

¿Qué tiene de malo hablar de sexo por teléfono?

“Si no llevo un teléfono celular, me siento muy insegura y me irrito.”—Sandra.*

EN NUMEROSOS países se utiliza cada vez más el teléfono celular, o móvil. Este aparato resulta, desde luego, práctico. Permite que tus amigos y tus padres se comuniquen contigo, y tú con ellos, a cualquier hora y en cualquier lugar. Con algunos modelos se pueden intercambiar mensajes de texto cortos, que “es el sistema más reciente con el que los jóvenes satisfacen su ansia de comunicación”, según el diario londinense The Times. Hay teléfonos celulares que incluso te conectan al ciberespacio y te dan acceso a sitios de Internet y al correo electrónico.

Tal vez ya tengas celular o estés pensando en conseguir uno. En cualquier caso, conviene que examines los pros y los contras que presenta su uso. Aunque es cierto que los teléfonos móviles tienen sus ventajas, piensa también en la otra cara de la moneda. Si conoces bien sus posibles desventajas, en caso de que te decidas a comprarte uno, lo usarás con más prudencia.

“Calcula los gastos”
Jesús enunció el sabio principio de que deben ‘calcularse los gastos’ antes de acometer una empresa importante (Lucas 14:28). ¿Puede aplicarse ese principio a la adquisición de un celular? Sin duda. Quizás obtengas el aparato en sí a muy bajo costo o incluso gratis. Pero, como descubrió una joven de 17 años llamada Henna, “su uso puede resultar muy caro”. También es posible que se te presione constantemente para que aceptes servicios adicionales y compres modelos más costosos. Marcelo dice: “Tengo un trabajo de tiempo parcial que me permite ahorrar dinero para comprarme un modelo nuevo todos los años”. Muchos jóvenes hacen lo mismo.#

Aunque tus padres accedan a pagarte la factura, es importante que entiendas lo que eso supone para ellos. Un ministro cristiano viajante de Japón indica: “Algunas madres realizan algún trabajito extra para poder pagar la factura del celular de sus hijos, quienes, a veces, ni siquiera lo necesitan”. Seguro que tú no deseas imponer tal carga a tus padres.

“Hace perder el tiempo”
Muchas personas utilizan el teléfono con moderación al principio, pero enseguida este empieza a consumirles más tiempo del que esperaban, y dejan a un lado otras actividades más importantes. Marta y su familia antes tenían largas sobremesas. “Ahora —dice ella—, en cuanto acabamos de cenar, cada uno regresa a su habitación, con el [celular] en la mano.”

“Un tercio de los jóvenes de 16 a 20 años prefieren los mensajes de texto a cualquier otro medio de comunicación escrita”, señala The Guardian, de Londres. Aunque el envío de mensajes de texto te resulte más barato que la conversación oral, su escritura te consume más tiempo. Tamara admite: “Cuando alguien me envía el mensaje ‘buenas noches’, le respondo ‘buenas noches’. Entonces seguimos enviándonos mensajes durante una hora, pero no son más que boberías”.

Muchos usuarios de teléfonos móviles se sorprenderían si anotaran todo el tiempo que pasan hablando por teléfono en un mes. Una chica de 19 años llamada Teija reconoce: “A muchas personas, el celular les hace perder el tiempo, más bien que ahorrárselo”. Aunque tus circunstancias justifiquen que poseas un celular, es importante que estés pendiente del tiempo que te consume su uso.

Una muchacha de nombre Marja dice: “En las asambleas cristianas, muchos jóvenes no paran de mandar mensajes triviales. Es muy común”. Se ha observado que algunos jóvenes hacen lo mismo mientras participan en el ministerio del campo. La Biblia aconseja a los cristianos que compren tiempo para las actividades espirituales (Efesios 5:16). Es lamentable que se utilice dicho tiempo precioso para hablar por teléfono.

Comunicación secreta
Marie menciona otro riesgo: “Como las llamadas llegan directamente a la persona, no a la casa, existe el peligro de que los padres no sepan con quién hablan sus hijos o ni siquiera si están usando el teléfono o no”. Algunos jóvenes se valen del celular para comunicarse en secreto con alguien del sexo opuesto. Hay quienes han bajado la guardia y han traspasado normas que por lo general observarían al conversar con otras personas. ¿En qué sentido?

“Cuando [los jóvenes] se intercambian mensajes de texto, nadie puede controlar lo que hacen”, dice el periódico londinense The Daily Telegraph. El hecho de no ver u oír a la otra persona puede tener un efecto adverso en ti. “Algunos piensan que los mensajes de texto son una forma más impersonal de comunicarse —señala Andrés—, y escriben cosas en ellos que no se atreverían a decirlas en la cara.”

Cuando Keiko, joven cristiana de 17 años, consiguió un celular, dio su número a muchos amigos suyos. Enseguida comenzó a intercambiar mensajes diariamente con un muchacho de su congregación. Ella dice: “Al principio solo conversábamos de cosas cotidianas, pero después empezamos a contarnos nuestros problemas. Nos creamos nuestro propio mundo con los celulares”.

Felizmente, Keiko recibió ayuda de sus padres y de los ancianos cristianos antes de que las cosas fueran demasiado lejos. Ahora reconoce: “Aunque antes de darme el celular mis padres insistieron en que era peligroso intercambiar mensajes con muchachos, yo le enviaba mensajes a él todos los días. No le estaba dando el mejor uso al celular”.%

La Biblia nos exhorta a “ten[er] una buena conciencia” (1 Pedro 3:16). Eso implica que al usar el celular te asegures de que, como aconseja Koichi, “no tengas nada de qué avergonzarte”, aun cuando otra persona lea tus mensajes u oiga lo que dices. Recuerda siempre que para nuestro Padre celestial no hay secretos. La Biblia explica: “No hay creación que no esté manifiesta a la vista de [Dios], sino que todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13). ¿Qué sentido tiene, entonces, intentar mantener una relación secreta?


Algunos jóvenes mantienen relaciones
secretas por medio del celular

Imponte límites
Si estás pensando en obtener un teléfono móvil, ¿por qué no evalúas primero tu situación con detenimiento para ver si de verdad lo necesitas? Habla del asunto con tus padres. Hay quienes opinan como Jenna, quien dice: “Muchos jóvenes no están preparados para asumir la responsabilidad de tener un celular”.

Aunque decidas adquirir uno, es importante que controles su uso. ¿Cómo? Imponte límites razonables. Por ejemplo, determina la cantidad de funciones que emplearás y el tiempo y dinero que invertirás. Puesto que la mayoría de las compañías telefónicas envían una factura desglosada, quizá convendría que la analizases con tus padres de vez en cuando. A algunas personas les resulta práctico recurrir al sistema de prepago a fin de limitar su uso.

También es recomendable que te fijes en cuándo y cómo contestas las llamadas y los mensajes. Establécete reglas razonables. Shinji explica: “Abro mi buzón electrónico nada más una vez al día y por lo general solo contesto los mensajes importantes. Así que los amigos han dejado de enviarme mensajes triviales. De todas formas, si se trata de una emergencia, me llamarán”. De mayor importancia aún es que escojas bien a aquellos con quienes te comunicas. No des tu número de teléfono a cualquiera. Aplica el mismo criterio que sigues en lo concerniente a las compañías (1 Corintios 15:33).

La Biblia dice: “Para todo hay un tiempo señalado, [...] tiempo de callar y tiempo de hablar” (Eclesiastés 3:1, 7). Evidentemente, hay momentos en que también el teléfono móvil debe “callar”. Las reuniones y el ministerio cristianos son el “tiempo señalado” para adorar a Dios, no para usar el teléfono. Muchos administradores de restaurantes y de salas de espectáculos piden que no se utilice el celular, y por respeto accedemos a su solicitud. Sin lugar a dudas, el Soberano del universo merece, como mínimo, el mismo respeto.

Muchas personas apagan el teléfono o lo ponen en una modalidad silenciosa cuando están realizando una actividad importante y no esperan una llamada urgente. Algunos hasta lo dejan fuera de su alcance. Después de todo, ¿no es cierto que la mayoría de los mensajes pueden atenderse más tarde?

Si decides tener un celular, proponte que seas tú quien lo controle a él, y no él a ti. Deberás tener muy claras tus prioridades. La Biblia nos da la siguiente exhortación: “Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes” (Filipenses 4:5). Si optas por adquirir un celular, resuélvete a demostrar lo razonable que eres en la manera de utilizarlo.


--------------------------------------------------------------------------------

lunes, 15 de diciembre de 2008

EL SIGNIFICADO DE LA NAVIDAD

LA VERDAD DE LA NAVIDAD

La Navidad... ¿una celebración cristiana?

EN TODO el mundo, las iglesias aceptan la Navidad como una celebración cristiana. Cientos de millones de personas la celebran.
Sin embargo, ¿es verdaderamente cristiana dicha celebración? ¿Tuvo origen divino? ¿Fue establecida por Jesucristo o por sus discípulos? ¿Fue el día 25 de diciembre la fecha del nacimiento de Jesús? ¿Importa si uno celebra la Navidad o no?
¿Tuvo origen divino la Navidad?
Respecto al origen de la Navidad y de la fecha del nacimiento de Cristo, considere los siguientes comentarios procedentes de fuentes religiosas e históricas:
“La Navidad no estaba entre las primeras fiestas de la Iglesia.” (The Catholic Encyclopedia.)
“La primera mención de la celebración de la Navidad se hizo en un calendario romano primitivo del año 336 A.C.” (The World Book Encyclopedia.)
“La observancia de la Navidad no proviene de designación divina, y el N[uevo] T[estamento] no la originó. De hecho, ni a partir del N. T. ni de ninguna otra fuente puede determinarse el día del nacimiento de Cristo. Durante los primeros tres siglos, los padres no hablan de ninguna observancia especial de la natividad.” (Cyclopedia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature, de McClintock y Strong.)
“Inexplicable como parezca, no se conoce la fecha del nacimiento de Cristo. Los Evangelios no indican ni el día ni el mes.” (New Catholic Encyclopedia.)
Si la Navidad fuese importante para los cristianos, ¿no la habrían mencionado Jesús o sus discípulos? Además, la Biblia nos dice: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa [...] para que el hombre de Dios sea enteramente competente y esté completamente equipado para toda buena obra”. (2 Timoteo 3:16, 17.) Si la Navidad fuese de origen divino, ¿no habría inspirado Dios a los escritores de la Biblia para que dijesen algo sobre ella de modo que los cristianos pudieran estar ‘completamente equipados para toda buena obra’?
La Biblia no habla de la Navidad porque no es una doctrina o práctica cristiana. No es de origen divino. Como observó el periódico Daily News, de Sri Lanka: “Es bastante significativo observar que en ninguna parte del Nuevo Testamento se menciona un día especial llamado Navidad que hubiese sido apartado para celebrar el nacimiento de Cristo. [...] La Navidad es de origen humano. La Navidad no forma parte de la Biblia”.

Jesús no nació el 25 de diciembre

Respecto a la fecha del 25 de diciembre como el día en que nació Jesús, no existe ninguna evidencia que indique que sea válida. Más bien, la evidencia demuestra lo contrario.
En el libro Celebrations, de Robert J. Myers, leemos: “El relato bíblico sobre el nacimiento de Jesús no indica nada de la fecha en que tuvo lugar. Sin embargo, el informe de Lucas [Lucas 2:8] tocante a que los pastores ‘moraban en los campos, guardando sus rebaños por la noche’, da a entender que Jesús debió nacer en el verano o a principios del otoño. Ya que diciembre es un mes frío y lluvioso en Judea, lo más probable es que por la noche los pastores hubieran buscado refugio para sus rebaños”.

En el libro Daily Life in the Time of Jesus (Vida cotidiana en el tiempo de Jesús), de Henri Daniel-Rops, se nos dice algo semejante: “Los rebaños [...] pasaban el invierno bajo cubierto; y solo por este detalle puede verse que es poco probable que la fecha tradicional de la Navidad, en el invierno, sea cierta, ya que el Evangelio dice que los pastores estaban en los campos”.

The Encyclopedia Americana dice lo siguiente sobre el 25 de diciembre: “En Occidente no se estableció esta fecha hasta aproximadamente mediados del siglo IV, y en Oriente, hasta más o menos un siglo después”. Como puede verse, Jesús no nació en esa fecha. Y él no autorizó la celebración de la Navidad, como tampoco lo hicieron sus discípulos ni los escritores de la Biblia.

¿Dónde se originó?

¿Dónde se originó, entonces, la Navidad? Existe bastante unanimidad sobre este aspecto. La revista U.S. Catholic dice: “Es imposible separar la Navidad de sus orígenes paganos”. Y añade: “La fiesta preferida por los romanos era las saturnales, que empezaban el 17 de diciembre y terminaban con el ‘natalicio del Sol invicto’ (Natalis solis invicti) el 25 de diciembre. Entre los años 325 y 350, líderes astutos de la Iglesia de Roma decidieron que el 25 de diciembre sería un día excelente para celebrar el cumpleaños del ‘Sol de la justicia’. Así se originó la Navidad”.

La celebración pagana de las saturnales se llevaba a cabo para el solsticio de invierno. La palabra solsticio proviene de dos palabras latinas: sol (el nombre del dios sol) y sistere (la raíz de stare: estar parado). El solsticio de invierno es el tiempo en que las horas diurnas dejan de acortarse y empiezan a ser más largas. Según el antiguo calendario juliano, el día del solsticio de invierno era el 25 de diciembre.

Por consiguiente, The World Book Encyclopedia declara: “En esta celebración [la Navidad] probablemente influyeron las fiestas paganas (no cristianas) que se celebraban en aquel tiempo. Los antiguos romanos celebraban fiestas de fin de año en honor de Saturno, su dios de la cosecha, y de Mitra [el dios sol]”. La New Catholic Encyclopedia comenta: “El 25 de diciembre del año 274, Aurelio [el emperador romano] proclamó al dios-solar [Mitra] patrón principal del imperio [...]. La Navidad se originó en un tiempo en que el culto al Sol era especialmente dominante en Roma”. El libro Celebrations declara: “Con el tiempo, el clero introdujo el [...] mundo de las saturnales en la propia Iglesia”. Y la Encyclopædia Britannica dice que el día 25 de diciembre era considerado como “la fecha del nacimiento del [...] dios [sol] Mitra”.

La mayoría de las costumbres relacionadas con la Navidad —el tronco que se quema en Nochebuena, el muérdago, el árbol de Navidad, Santa Claus, la prodigalidad en dar regalos, las diversiones estrepitosas— también tienen sus raíces en el paganismo. No tienen nada que ver con Cristo. Como dice James Hastings en Encyclopædia of Religion and Ethics: “La mayoría de las costumbres navideñas que prevalecen hoy [...] no son costumbres verdaderamente cristianas, sino costumbres paganas que la Iglesia ha incorporado o tolerado. [...] Las saturnales de Roma suministraron el modelo para la mayoría de las costumbres alegres de la época navideña. Esta antigua fiesta romana se celebraba del 17 al 24 de diciembre”.

Por eso, cuando a veces oiga a la gente decir: “Regresemos al verdadero significado de la Navidad”, o: “Volvamos a poner a Cristo en la Navidad”, recuerde que el significado original de la Navidad proviene, en esencia, de una celebración pagana, y recuerde también que Cristo no tuvo nada que ver con la Navidad. Y cuando algunas personas denuncien el hecho de que la Navidad ha sido comercializada, recuerde que los festejos y los regalos relacionados con la celebración de las saturnales eran un negocio para los comerciantes. Así que por miles de años se ha comercializado con el solsticio de invierno.

En 1643, el Parlamento de Inglaterra hasta proscribió la Navidad debido a sus orígenes paganos, pero después volvió a aceptarse. En 1659 también se proscribió en Massachusetts (E.U.A.), pero allí también se volvió a aceptar posteriormente. Y la revista U.S. Catholic dice: “Como los cristianos de E.U.A. [...] relacionaban la Navidad con costumbres paganas, no empezaron a celebrarla como una gran fiesta hasta mediados del siglo XIX”.

Ofende a Dios y a Cristo

Por consiguiente, los que celebran la Navidad no honran a Dios ni a Cristo, sino que cumplen con celebraciones paganas y honran a dioses paganos. Y al promover mitos como el de Santa Claus, están promoviendo falsedades. Esto no repercute en honra para Jesús, quien enseñó que hay que adorar a Dios con verdad. (Juan 4:23, 24.) Jesús dijo: “Si permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los libertará”. (Juan 8:31, 32.)

La Palabra de Dios también dice: “¿Qué consorcio tiene la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad? Además, ¿qué armonía hay entre Cristo y Belial [Satanás]? ¿O qué porción tiene una persona fiel con un incrédulo?”. La respuesta a estas preguntas es que los cristianos fieles no tienen nada que ver con tales cosas; de otro modo, pierden el favor de Dios. Por consiguiente, la Palabra de Dios aconseja: “‘Sálganse de entre ellos, y sepárense —dice Jehová—, y dejen de tocar la cosa inmunda’; ‘y yo los recibiré’. [...] ‘Y ustedes me serán hijos e hijas’”. (2 Corintios 6:14-18.)

El sentir un verdadero amor por Dios ha ayudado a muchas personas a librarse de actividades profanas como la celebración de la Navidad, aunque esta tenga un atractivo emocional. Al rechazar una práctica que ofende a Dios y a Cristo, y que, en realidad, honra a los dioses falsos, no se sienten como si se les estuviera privando de algo bueno. Reconocen la Navidad por lo que es: una fiesta pagana disfrazada de cristiana... y por eso, la evitan.

El que los pastores estuviesen fuera toda la noche con sus rebaños es evidencia de que Cristo no pudo haber nacido en diciembre