¿Pueden acercarlo a Dios las imágenes?
HOY los museos están llenos de imágenes o estatuas procedentes de Egipto, Babilonia y Grecia. Estatuas que en un tiempo fueron objeto de ferviente veneración ahora se exhiben como simples obras de arte de la antigüedad. Solo tenían poder en la imaginación de sus adoradores. Al desaparecer los pueblos que les rendían culto, también se desvaneció el poder que supuestamente tenían las imágenes. Quedó demostrado lo que aquellas imágenes en verdad siempre habían sido: objetos impotentes, inanimados, de madera, piedra o metal.
¿Qué se puede decir de las imágenes que la gente venera y adora hoy? ¿Tienen mayor poder que las de Egipto, Babilonia y Grecia de la antigüedad? ¿Han ayudado verdaderamente al hombre a acercarse a Dios?
Parece que con cada generación que pasa la humanidad se aleja más de Dios. ¿Y qué pueden hacer al respecto todas las imágenes del mundo? Si se las desatiende, se cubren de polvo, y con el tiempo se corroen o pudren. No pueden cuidarse a sí mismas, y mucho menos pueden hacer algo por los humanos. Sin embargo, he aquí un asunto más importante: ¿Qué dice la Biblia sobre esto?
Costosas, muy trabajadas, pero inútiles
No sorprende el que la Biblia diga que las imágenes son cosas inútiles y de ninguna manera pueden ayudar a sus devotos a acercarse a Dios. Aunque las imágenes religiosas son por lo general costosas y muy trabajadas, la Biblia muestra lo que en verdad valen cuando dice: "Los ídolos de ellos son plata y oro, la obra de las manos del hombre terrestre. Boca tienen, pero no pueden hablar; ojos tienen, pero no pueden ver; oídos tienen, pero no pueden oír. Nariz tienen, pero no pueden oler. Manos son suyas, pero no pueden palpar. Pies son suyos, pero no pueden andar; no profieren sonido con su garganta. Quienes los hacen llegarán a ser lo mismo que ellos, todos los que confían en ellos". (Salmo 115:4-8.)
Jesus descartó el uso de imágenes como ayudas para acercarse a Dios cuando dijo: "Nadie viene al Padre sino por mí". (Juan 14:6.) Por eso no sorprende que los cristianos del primer siglo rechazaran el uso de imágenes en la adoración.
Con todo, hoy algunas religiones sobrepasan a las demás en la cantidad de sus imágenes. Sí, a pesar de toda la prueba histórica y bíblica de la insensatez de venerar imágenes, por todo el mundo personas que afirman ser cristianas siguen postrándose y orando ante imágenes en su búsqueda sincera de Dios.
Con todo, hoy algunas religiones sobrepasan a las demás en la cantidad de sus imágenes. Sí, a pesar de toda la prueba histórica y bíblica de la insensatez de venerar imágenes, por todo el mundo personas que afirman ser cristianas siguen postrándose y orando ante imágenes en su búsqueda sincera de Dios.
Las imágenes no nos pueden ayudar a acercarnos a Dios. El Magnífico Creador, Jehová Dios, detesta la veneración de imágenes. (Deuteronomio 7:25.) Dios exige devoción exclusiva." (Nahúm 1:2.) Dice: "Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré yo mi propia gloria, ni mi alabanza a imágenes esculpidas". (Isaías 42:8.) Por consiguiente, la Biblia advierte que los que veneran imágenes "no heredarán el reino de Dios". (Gálatas 5:19-21.)
Sin embargo, Jehová también es un Dios misericordioso que perdona. La Biblia habla de personas que se volvieron de sus ídolos a Dios y fueron declaradas justas después de abandonar sus prácticas idolátricas. (1 Corintios 6:9-11; 1 Tesalonicenses 1:9.) Prestaron atención a estas palabras de Jesús: "Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad". (Juan 4:24.)
Él es de personalidad bondadosa, amorosa y abierta al trato, y nos invita a entrar en una relación estrecha con él, y espera que hagamos eso. (Isaías 1:18.)
Sin embargo, Jehová también es un Dios misericordioso que perdona. La Biblia habla de personas que se volvieron de sus ídolos a Dios y fueron declaradas justas después de abandonar sus prácticas idolátricas. (1 Corintios 6:9-11; 1 Tesalonicenses 1:9.) Prestaron atención a estas palabras de Jesús: "Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad". (Juan 4:24.)
Él es de personalidad bondadosa, amorosa y abierta al trato, y nos invita a entrar en una relación estrecha con él, y espera que hagamos eso. (Isaías 1:18.)