Ensayo:
El diario de la vida
Un diario de escritor. Será… ¿de la vida?, se encuentra a veces sobre un papel, en la mente, en el corazón o quién sabe donde. En sus páginas tal vez haya algunas letras, varias palabras, una historia, que a veces perturba los pensamientos, cambia las situaciones y ayuda a tomar decisiones.
Mi caso es un tanto particular, la escritura, me llevó en ocasiones a acercarme a las personas y en otras a alejarme para siempre.
Fueron mis primeras palabras escritas, la de todo niño (papá, mamá, casa…) y desde allí surgieron muchas más, infinitas posibilidades para juntar, asociar y armar algo que sirva para comunicar. Esto valió, para expresarme, para contar lo que me pasaba, para transmitir lo que sentía, aquello que frente a otro estaba callado y en silencio.
Todos los intentos de crear una historia, caían en lo mismo, mi historia personal, usando seudónimos o personajes inventados, la realidad era la mía, el cuento era biográfico. En su prefacio, Capote dice “… yo no lo sabía. Escribí relatos de aventuras, novelas de crímenes, comedias satíricas, cuentos que me habían referido antiguos esclavos y veteranos de la Guerra Civil. Al principio fue muy divertido. Dejé de serlo cuando averigüé la diferencia entre escribir bien y mal; y luego hice otro descubrimiento mas alarmante todavía: la diferencia entre escribir bien y el arte verdadero; es sutil, pero brutal”.[i]
Esto de escribir bien es el problema, saber donde va cada frase, la forma de armar las ideas, y decirlo sin herir susceptibilidades. Por el otro lado está la estructura de la sintaxis, la ortografía y la gramática. El acomodar párrafos, no repetir términos y encontrar el significado específico de estos para dar a entender lo que quisimos decir y no se interprete de otro modo. Es difícil saber hasta donde es uno capaz de juzgar el trabajo que hace, reconociendo que son los otros lo que deben hacerlo, los que tiene autoridad.
Como dice Cassany “En la escuela nos enseñan a escribir y se nos da a entender, más o menos veladamente, que lo más importante –y quizá lo único a tener en cuenta- es la gramática. La mayoría aprendimos a redactar pese a las reglas de ortografía y de sintaxis. Tanta obsesión por la epidermis gramatical ha hecho olvidar a veces lo que tiene que haber dentro: Claridad de ideas, estructura, tono, registro, etc. De esta manera, hemos llegado a tener una imagen parcial, y también falsa, de la redacción.”[ii]
Esto de escribir… a veces pasa por simple sensiblería o timidez, se censuran ciertas cosas de solo pensarlas, tal vez por que son propias y no negociables. Hoy sigo buscando cómo y de qué manera redactar sin involucrarme íntimamente con la historia, sin conmoverme al escribir, de alguna manera sin dejar que sea yo la que siempre este dentro y pueda comunicar desde otro lugar. Siendo neutral. El camino de escribir forma parte de la vida, por eso el día a día de este diario, es propio de todo aquel que cree tener un poco de escritor dentro suyo. Y soltar las emociones como fluyan, sin restricciones y con el corazón.
Solo queda saber:
¿Los sentimientos pueden contarse con palabras?
¿Podrá el otro entender esas sensaciones?
¿Existirá el estilo para expresarlo todo?
Benjamin enuncia: “Porque si se puede reproducir una historia preservándola de explicaciones, ya se logró la mitad del arte de narrar”[iii] . Esto es el arte de contar, permitirse jugar con las experiencias, sin dar explicaciones.
Me dijeron una vez, que no se llevan bien la oralidad con la escritura, pero así y todo comparte sus dichos. “Se dice de una manera y se escribe de otra”, me repetían.
Por eso por cada nota hecha, por cada trabajo ha entregar , hubo miles de borradores, bollos de papeles regados por el suelo, probando palabras, cambiando frases, ensayando un nuevo perfil, sustituyendo por sinónimos y agregando o extrayendo partes.. Diciendo de costado, pero firme a la vez, aclarando a veces y enredándome otras.
Es complejo contar; nos hay recetas, ni nada establecido para seguir por una vía. Se puede escribir mucho y no estar diciendo nada o sencillamente con solo dos palabras llegar al corazón. Las palabras tienen magia, conquistan, emocionan, consuelan, acarician y en ocasiones provocan hasta una sonrisa. Otras veces la fantasía se aleja, cuando estas mismas palabras, anuncian despedidas, hieren, producen desconsuelo, te enfrentan o rechazan.
“Lo que se dice se lo lleva el viento”, dice el dicho, pero lo que está escrito perdura mucho más allá. Para Benjamin “El relato no se agota, sino que almacena la fuerza reunida en su interior y puede volver a desplegarla después de largo tiempo”.[iv] Por eso cada cuento es un tesoro que sale de uno, para transmitir, viajar, persistir, conectarnos con los otros y si esto parece un juego; entonces, juguemos, soñemos a ser grandes o volver a la infancia. Que la nostalgia nos sacuda y los recuerdos revivan. En cada historia hay alguien que quiere hacerse oír, que pide la palabra, para imaginar y dejarse conmover.
Una colección de palabras pueden hacer a un relato y el juego con ellas formar una historia, de algo similar habla Calvino cuando dice “Como toda colección, también ésta es un diario de viajes,… diario de sentimientos, de estados de ánimo, de humores…o quizá solo diario de esa oscura manía que nos impulsa tanto a reunir una colección como a llevar un diario, es decir, la necesidad de transformar el transcurrir de la propia existencia”.[v] La escritura es la realidad hecha ficción, es una poesía, una canción, el comienzo de una película. “…escribir es un viaje, una odisea, un descubrimiento, porque nunca estoy seguro de lo que voy a encontrar” [vi] dice Gabriel Fielding.
Al fin y al cabo ¿Qué es esto de escribir? ¿Lo que somos? ¿Lo que deseamos ser? A medida que crecemos el arte de escribir se va perfeccionando. Es primero la escuela, la familia, la calle, los amigos y los contactos los que nos invitan a comunicarnos oralmente y también en forma escrita. Comenzamos con pequeñas historias, poemas, la primera carta de amor, así la carrera de escritores de la vida despega y algunos lo plasmamos en cuadernos, en hojas, en pequeños retazos de papel, donde las ideas son nuevas, originales y nuestras.
Habría que tener en cuenta que la interpretación debe ser lo más fiel posible a lo que se quiere enunciar, respetando las normas. Estas se basan en la convención establecida para que cualquiera entienda de que se esta hablando. Pero lo más importante trata sobre las verdades o pequeñas mentiras que están en cada uno antes de ir al papel. Disfrazadas, camufladas, que representan lo que queremos escuchar o leer a veces; lo bueno, lo agradable, lo real, siendo de vez en cuando testimonial, aquello que aún nos duele, pero se quiere manifestar.
El diario de escritor es algo que forma parte de mí realidad, pero del que no tenía conciencia, hasta ahora, él muestra mi perfil y lo que en verdad soy. Espero que crezca de aquí en más, porque lo busqué, y sé que me sirve de sostén, de compañero, me da la sabiduría de discernir, de investigar, de ver mucho más allá y de pensar que puedo dar aún más…
La paradoja era reconocer hasta donde un diario reproducía la realidad de uno mismo y se tornaba privado; pero por el otro lado ¿cuándo se convertía en un diario de escritor? Contando no solo lo propio, sino también el esfuerzo y el trabajo de lo escrito, los múltiples intentos de hacerlo mejor, de construir la ficción y de aprender a contar la realidad.
El hacer un diario, implica la novedad, la observación constante, las curiosidades, las reflexiones, que van dejando huellas en todo aquel que se topa con este o simplemente recrea un momento que luego se llena con otro suceso y se convierte solo en un recuerdo.
Queda la incógnita y la búsqueda de lo intangible e inherente que existe dentro del hecho de hacer o tener un diario. Sea de escritor o intimo, este se va proyectando sobre lo vivido, lo que nos rodea, manejando la evolución de la propia escritura.
¿Quién puede decir cuándo se es un buen o mal escritor?
¿Qué escritor no pone en lo que hace parte de su historia?
¿Podrá el lector interpretar lo que el autor quiere decir?
O simplemente ¿Se hace lo mejor que cada uno puede dar?
Si esto se cumple solo en una parte, el diario de escritor puede seguir construyendo un camino de libertad que solo las palabras pueden lograr.
CITAS BIBLIOGRAFICAS:
[i] CAPOTE, Truman, en Prefacio de “ Música para camaleones”
[ii] CASSANY, Daniel, en “ La cocina de la escritura”
[iii] BENJAMIN, Walter
[iv] BENJAMIN, Walter
[v] CALVINO, Italo, en “ Colección de arena”
[vi] FIELDING, Gabriel,
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