Ensayo: “Diario de escritor”
¿Un diario de escritor? Será… de la vida, sobre un papel, en la mente, en el corazón o quién sabe donde. En sus páginas tal vez haya algunas letras, varias palabras, una historia, que a veces perturba los pensamientos, cambia las situaciones y ayuda a tomar decisiones. Mi caso es un tanto particular, la escritura, me llevó en ocasiones a acercarme a las personas y en otras a alejarme para siempre. Fueron mis primeras palabras escritas, como la de todo niño, mamá, papá, casa y de ahí surgieron muchas más, infinitas posibilidades para juntar, asociar y armar algo que sirva para decir. Esto me sirvió para expresarme, para contar lo que me pasaba, para transmitir lo que sentía, aquello que frente a otro estaba callado, en silencio. Todos los intentos de crear una historia, caían en lo mismo, mi historia personal, usando seudónimos o personajes inventados, la realidad era la mía, el cuento era biográfico. En su prefacio, Capote dice “… yo no lo sabía. Escribí relatos de aventuras, novelas de crímenes, comedias satíricas, cuentos que me habían referido antiguos esclavos y veteranos de la Guerra Civil. Al principio fue muy divertido. Dejé de serlo cuando averigüé la diferencia entre escribir bien y mal; y luego hice otro descubrimiento mas alarmante todavía: la diferencia entre escribir bien y el arte verdadero; es sutil, pero brutal”. Esto de escribir bien es el problema, hasta donde es uno capaz de juzgar el trabajo que hace, son los otros lo que deben hacerlo, los que tiene autoridad para esto. Me pasa por simple sensiblería o timidez, quizá censurar ciertas cosas con solo pensarlas, tal vez por que son propias, no negociables y no encontré la forma de expresarlo en palabras. Todavía sigo buscando como y de que manera. ¿Será que los sentimientos pueden contarse? ¿Podrá el otro entender las sensaciones? ¿Existirá el estilo para expresarlo todo? La cuestión es escribir desde otro lugar, donde no haya compromiso o mejor dicho donde uno no se sienta vulnerable, ni expuesto ante los demás. “Porque si se puede reproducir una historia preservándola de explicaciones, ya se logró la mitad del arte de narrar” Walter Benjamin. Sería muy bueno poder llegar a esto.
Me dijeron una vez, no se llevan bien la oralidad con la escritura, pero así y todo comparten sus dichos. Se dice de una manera y se escribe de otra, me repetían. Por eso por cada nota hecha, por cada trabajo ha entregar , hubo miles de borradores, bollos de papeles regados por el suelo, probando palabras, cambiando frases, ensayando un nuevo perfil, sustituyendo por sinónimos, agregando o extrayendo partes.. Diciendo de costado, pero firme a la vez, aclarando a veces y enredándome otras. Es complejo contar, nos hay recetas, ni nada establecido para seguir el camino, se puede escribir mucho y no estar diciendo nada o sencillamente con solo dos palabras llegar al corazón. Las palabras tienen magia, conquistan, emocionan, consuelan, acarician y en ocasiones provocan hasta una sonrisa. Otras veces la fantasía se aleja, cuando esta mismas palabras, lo que anuncian son despedidas, heridas, desconsuelo, te enfrentan o rechazan. A lo que se dice se lo lleva el viento, pero lo que está escrito perdura mucho más allá. Para Benjamin “El relato no se agota, sino que almacena la fuerza reunida en su interior y puede volver a desplegarla después de largo tiempo”. Cada cuento es un tesoro que sale de uno para transmitir, viajar, persistir, conectarnos con los otros y si esto parece un juego, entonces juguemos, soñemos a ser grandes o volver a la infancia, que la nostalgia nos sacuda y los recuerdos revivan. En cada historia hay alguien que quiere hacerse oír, que pide la palabra, para hacer y dejarse conmover.
Una colección de palabras pueden hacer a un relato y el juego con ellas formar una historia, de algo similar habla Calvino cuando dice “Como toda colección, también ésta es un diario de viajes,… diario de sentimientos, de estados de ánimo, de humores…o quizá solo diario de esa oscura manía que nos impulsa tanto a reunir una colección como a llevar un diario, es decir, la necesidad de transformar el transcurrir de la propia existencia”. La escritura es la realidad hecha ficción, es una poesía, una canción, el comienzo de una película. Para Gabriel Fielding “…escribir es un viaje, una odisea, un descubrimiento, porque nunca estoy seguro de lo que voy a encontrar”
Al fin y al cabo ¿Qué es esto de escribir? ¿Lo que somos? ¿Lo que deseamos ser? Escribir y hacerlo bien es usar todas las reglas gramaticales, de cohesión y coherencia, teniendo en cuenta que la interpretación sea lo más fiel posible a lo que se quiso expresar, deben respetarse dichas normas. Estas se basan en la convención establecida para que cualquiera entienda de que se esta hablando. Pero lo más importante trata sobre verdades o pequeñas mentiras que están en cada uno antes de ir al papel, disfrazadas, camufladas que nos cuentan lo que queremos escuchar a veces, lo bueno, lo agradable, alejándonos de lo real, lo testimonial, lo que aún nos duele, pero que igual buscamos por todos lo medios posibles darlo a conocer. El diario de escritor fue en primera medida solo una consigna, que sigue acá, que muestra mi perfil y lo que en verdad soy. Que espero crezca de aquí en más y que con el paso del tiempo no sea el recuerdo de una materia, sino el comienzo de algo que siempre busqué, teniendo la sabiduría de discernir, de investigar, de ver mucho más allá y de pensar que puedo dar aún más…
¿Un diario de escritor? Será… de la vida, sobre un papel, en la mente, en el corazón o quién sabe donde. En sus páginas tal vez haya algunas letras, varias palabras, una historia, que a veces perturba los pensamientos, cambia las situaciones y ayuda a tomar decisiones. Mi caso es un tanto particular, la escritura, me llevó en ocasiones a acercarme a las personas y en otras a alejarme para siempre. Fueron mis primeras palabras escritas, como la de todo niño, mamá, papá, casa y de ahí surgieron muchas más, infinitas posibilidades para juntar, asociar y armar algo que sirva para decir. Esto me sirvió para expresarme, para contar lo que me pasaba, para transmitir lo que sentía, aquello que frente a otro estaba callado, en silencio. Todos los intentos de crear una historia, caían en lo mismo, mi historia personal, usando seudónimos o personajes inventados, la realidad era la mía, el cuento era biográfico. En su prefacio, Capote dice “… yo no lo sabía. Escribí relatos de aventuras, novelas de crímenes, comedias satíricas, cuentos que me habían referido antiguos esclavos y veteranos de la Guerra Civil. Al principio fue muy divertido. Dejé de serlo cuando averigüé la diferencia entre escribir bien y mal; y luego hice otro descubrimiento mas alarmante todavía: la diferencia entre escribir bien y el arte verdadero; es sutil, pero brutal”. Esto de escribir bien es el problema, hasta donde es uno capaz de juzgar el trabajo que hace, son los otros lo que deben hacerlo, los que tiene autoridad para esto. Me pasa por simple sensiblería o timidez, quizá censurar ciertas cosas con solo pensarlas, tal vez por que son propias, no negociables y no encontré la forma de expresarlo en palabras. Todavía sigo buscando como y de que manera. ¿Será que los sentimientos pueden contarse? ¿Podrá el otro entender las sensaciones? ¿Existirá el estilo para expresarlo todo? La cuestión es escribir desde otro lugar, donde no haya compromiso o mejor dicho donde uno no se sienta vulnerable, ni expuesto ante los demás. “Porque si se puede reproducir una historia preservándola de explicaciones, ya se logró la mitad del arte de narrar” Walter Benjamin. Sería muy bueno poder llegar a esto.
Me dijeron una vez, no se llevan bien la oralidad con la escritura, pero así y todo comparten sus dichos. Se dice de una manera y se escribe de otra, me repetían. Por eso por cada nota hecha, por cada trabajo ha entregar , hubo miles de borradores, bollos de papeles regados por el suelo, probando palabras, cambiando frases, ensayando un nuevo perfil, sustituyendo por sinónimos, agregando o extrayendo partes.. Diciendo de costado, pero firme a la vez, aclarando a veces y enredándome otras. Es complejo contar, nos hay recetas, ni nada establecido para seguir el camino, se puede escribir mucho y no estar diciendo nada o sencillamente con solo dos palabras llegar al corazón. Las palabras tienen magia, conquistan, emocionan, consuelan, acarician y en ocasiones provocan hasta una sonrisa. Otras veces la fantasía se aleja, cuando esta mismas palabras, lo que anuncian son despedidas, heridas, desconsuelo, te enfrentan o rechazan. A lo que se dice se lo lleva el viento, pero lo que está escrito perdura mucho más allá. Para Benjamin “El relato no se agota, sino que almacena la fuerza reunida en su interior y puede volver a desplegarla después de largo tiempo”. Cada cuento es un tesoro que sale de uno para transmitir, viajar, persistir, conectarnos con los otros y si esto parece un juego, entonces juguemos, soñemos a ser grandes o volver a la infancia, que la nostalgia nos sacuda y los recuerdos revivan. En cada historia hay alguien que quiere hacerse oír, que pide la palabra, para hacer y dejarse conmover.
Una colección de palabras pueden hacer a un relato y el juego con ellas formar una historia, de algo similar habla Calvino cuando dice “Como toda colección, también ésta es un diario de viajes,… diario de sentimientos, de estados de ánimo, de humores…o quizá solo diario de esa oscura manía que nos impulsa tanto a reunir una colección como a llevar un diario, es decir, la necesidad de transformar el transcurrir de la propia existencia”. La escritura es la realidad hecha ficción, es una poesía, una canción, el comienzo de una película. Para Gabriel Fielding “…escribir es un viaje, una odisea, un descubrimiento, porque nunca estoy seguro de lo que voy a encontrar”
Al fin y al cabo ¿Qué es esto de escribir? ¿Lo que somos? ¿Lo que deseamos ser? Escribir y hacerlo bien es usar todas las reglas gramaticales, de cohesión y coherencia, teniendo en cuenta que la interpretación sea lo más fiel posible a lo que se quiso expresar, deben respetarse dichas normas. Estas se basan en la convención establecida para que cualquiera entienda de que se esta hablando. Pero lo más importante trata sobre verdades o pequeñas mentiras que están en cada uno antes de ir al papel, disfrazadas, camufladas que nos cuentan lo que queremos escuchar a veces, lo bueno, lo agradable, alejándonos de lo real, lo testimonial, lo que aún nos duele, pero que igual buscamos por todos lo medios posibles darlo a conocer. El diario de escritor fue en primera medida solo una consigna, que sigue acá, que muestra mi perfil y lo que en verdad soy. Que espero crezca de aquí en más y que con el paso del tiempo no sea el recuerdo de una materia, sino el comienzo de algo que siempre busqué, teniendo la sabiduría de discernir, de investigar, de ver mucho más allá y de pensar que puedo dar aún más…
1 comentario:
Me encato!! Que comienzos, para mí ya es un ensayo.
Adios
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